CUANDO AGARRAS TUS PARTES ROTAS Y VUELVES A ARMARTE COMPLETAMENTE.

Y si que me ha tocado hacerlo varias veces. No comprendía esta frase hasta que me tocó casi a la tercera vez. Con el tiempo, con la edad, con las experiencias no sólo aprendes a levantarte de una gran caída, de una traición, de una mentira o de un ataque mortal por la espalda; aprendes también a desahogarte, mirar tu interior, respirar y salir adelante.
Con salir adelante no me refiero a que debamos ser los héroes de nuestras historias por que es una gran responsabilidad que si la asumimos no nos vamos a relajar y siempre he inculcado a las personas que conozco y a las que no, que está bien relajarse, marmotear, webear, sonsear, tomarse ese tiempo y no hacer NADA.

Nuestras mentes funcionan de manera audaz; sufres el golpe y lo primero que piensas es en el ¿qué hice mal? ¿por qué a mí? ¿venganza?. Luego, si lo piensas bien hay un mundo de posibilidades allá afuera; puede llorar un rato tal vez, ver unas películas y no intentar despertar tu imaginación en ese momento o puedes hacer todo lo contrario; en mi caso son en esos momentos en los que más confianza nace dentro de mí y puedo ( luego de unos horas ), salir a caminar, tomar un café ( un buen café ), y sólo mirar a las personas caminar.
En ese momento sé que no soy la única con los pedazos rotos, deben haber millones de personas igual o peor, todas juntas en un mismo sentimiento.
Mi secreto, es muchas veces ir a un lugar en donde nadie te juzga por llorar en público; si, a la iglesia. Entro  a la iglesia y empieza el llanto, no lo sé; el silencio, la paz del espacio, el respeto, todos unidos en una fe, ayuda y mucho.
Poco a poco mi vista se distrae con las hermosas formas barrocas y las estructuras de estas iglesias y allí el llanto ya paró.

Luego tomo mi libreta de dibujo y trato de copiar y dibujar algunas formas y curvas inspiradas en estos espacios. En ese momento ya me voy sintiendo mejor. Miro la velas de colores, los detalles de la construcción en sí y es hermosa.
Después, nada saco con hacerme la valiente así que, camino lento, muy lento y paro en algún puente, banca o parque a ver el cielo y a escribir mis sentimientos. A los dos días leo lo que escribí y ya me siento mejor.
Con tiempo aprendemos que las heridas cierran, dejan cicatrices pero ya no duelen. Son recuerdos hermosos por que hasta las fallas enseñan; enseñan a que la persona no fue la adecuada, a qué la decisión no fue la correcta y que tal vez debimos comernos ese postre en el momento en que nos provocó ( metafóricamente ).

La vida, mi vida puede terminar hoy  o mañana, nadie sabe; pero hasta el momento mi objetivo se va cumpliendo; tengo 30 años y no anhelo riquezas; sólo quiero ver paisajes hermosos, personas honestas, sonrisas y trabajar mucho; el dinero que gano es para solventar mi verdadero trabajo con el cual no gano dinero pero gano una historia de vida increíble.

Cada día tiene una sorpresa y es impresionante si nos concentramos a verla, hay sorpresas; fluyamos, fluyamos juntos, yo estoy en el mismo mundo que todos. Fluyamos, abracemos la tristeza también y abracemos más aún la alegría.

Besos

Fátima.